Villa Rica un municipio que ha visto crecer a muchos personajes famosos y no famosos pero personas que han marcado la historia de este amañador pueblo, sus habitantes son personas amables y con un espíritu de inocencia o que puede ser muchas veces de ignorancia ante las nuevas tecnologías. El personaje principal es mi tío HENRY ROBERTO VIAFARA POSSU; hermano de mi padre Heli Possu, su Madre; mi abuela Cilia Possu Castillo que en tiempos pasados fue muy famoso en el futbol pero que por cosas del destino no corrió con buena suerte.
Henry Roberto Viáfara Possú
Fecha de nacimiento: 30 de abril de 1953
Edad: 53 años
Lugar: Puerto Tejada, Cauca
Hijos: Paula Andrea, Sandra Liliana y María del Mar
Posición: defensa central
Equipos: Pereira, América y Selección Colombia
Comenzó en un equipo de la Fábrica de Textiles El Cedro. Jugó en equipos aficionados de Villarrica y en la Selección Cauca. Pasó al Pereira que dirigía Francisco 'Pancho' Villegas, donde debutó como profesional.
Viáfara fue titular en la primera final del América en la Copa Libertadores. En 1985, ante Argentinos Juniors, jugó al lado de Gonzalo Soto. En la segunda, ante River Plate, no fue de la partida. Y en la tercera, contra Peñarol, no jugó por lesión.
Jugó en el Deportivo Pereira y América de Cali durante su carrera profesional, hizo varias apariciones para el equipo de fútbol sénior Nacional de Colombia, incluyendo la participación en la Copa América 1983.
También jugó para Colombia en los Juegos Olímpicos de 1980 en Moscú.
Fecha de nacimiento: 30 de abril de 1953
Edad: 53 años
Lugar: Puerto Tejada, Cauca
Hijos: Paula Andrea, Sandra Liliana y María del Mar
Posición: defensa central
Equipos: Pereira, América y Selección Colombia
Comenzó en un equipo de la Fábrica de Textiles El Cedro. Jugó en equipos aficionados de Villarrica y en la Selección Cauca. Pasó al Pereira que dirigía Francisco 'Pancho' Villegas, donde debutó como profesional.
Viáfara fue titular en la primera final del América en la Copa Libertadores. En 1985, ante Argentinos Juniors, jugó al lado de Gonzalo Soto. En la segunda, ante River Plate, no fue de la partida. Y en la tercera, contra Peñarol, no jugó por lesión.
Jugó en el Deportivo Pereira y América de Cali durante su carrera profesional, hizo varias apariciones para el equipo de fútbol sénior Nacional de Colombia, incluyendo la participación en la Copa América 1983.
También jugó para Colombia en los Juegos Olímpicos de 1980 en Moscú.
El ex defensa caucano jugó diez años en el Pereira y tres en el América grande de la década del 80. También estuvo en Selección Colombia.
Deambulando por los alrededores del parque principal de Villa Rica, esperando un chance para descargar uno de los tantos carros de gaseosas que surten las tiendas del pueblo y levantarse así, al menos, lo del almuerzo, pasa sus días Henry Viáfara, el espigado zaguero central que se inició en el Pereira, que jugó en el encopetado América de la década del 80, y que también tuvo su tiempo en selecciones Colombia.
Su rutina es la misma hace ya varios años. Desde muy temprano sale de la casa que comparte con su mamá en Villarrica, Cauca, con destino a Puerto Tejada, donde se la pasa casi todo el día “en son de rebusque”, como él mismo dice.
Su situación es difícil. De las alegrías y comodidades que le dio el fútbol, sólo queda el recuerdo. A la hora de buscar culpables de tantas afugias económicas, no duda en señalar una: la drogadicción.
Deambulando por los alrededores del parque principal de Villa Rica, esperando un chance para descargar uno de los tantos carros de gaseosas que surten las tiendas del pueblo y levantarse así, al menos, lo del almuerzo, pasa sus días Henry Viáfara, el espigado zaguero central que se inició en el Pereira, que jugó en el encopetado América de la década del 80, y que también tuvo su tiempo en selecciones Colombia.
Su rutina es la misma hace ya varios años. Desde muy temprano sale de la casa que comparte con su mamá en Villarrica, Cauca, con destino a Puerto Tejada, donde se la pasa casi todo el día “en son de rebusque”, como él mismo dice.
Su situación es difícil. De las alegrías y comodidades que le dio el fútbol, sólo queda el recuerdo. A la hora de buscar culpables de tantas afugias económicas, no duda en señalar una: la drogadicción.
¿Cuál es el presente de Henry Viáfara?
Mi vida, desde que dejé el fútbol (1987), ha sido difícil. De mí también se olvidaron. Estoy respirando de puro milagro, porque el aire es gratis. Todo el mundo se olvida de uno pese a lo que hice como futbolista por Villarrica, la Selección Cauca, Pereira, América y la Selección Colombia.
¿El fútbol le dejó dinero?
Después de la satisfacción que me dio el fútbol, la plata es puro vacilón. Es que yo empecé de cero, yo cortaba caña y de ahí a montarme en un Renault 9, era
¿El fútbol le dejó dinero?
Después de la satisfacción que me dio el fútbol, la plata es puro vacilón. Es que yo empecé de cero, yo cortaba caña y de ahí a montarme en un Renault 9, era
un cambio grande.
¿Y quedó algo de lo que ganó como futbolista?
La casa que conseguí la tiene mi señora. Desde hace unos años estoy viviendo con mi mamá en Villarrica, pero todo se vino abajo cuando me separé de mi esposa. Desde ese momento se empezó a acabar el niche, porque plata nunca tuve.
¿Cómo empezó la crisis que le quitó todo?
Hubo muchas decepciones y después, con la mala suerte, caí en la drogadicción. Ese fue el punto final.
¿Influyeron los malos amigos?
No, aquí no hay que echarle la culpa a nadie. El que va a caer, cae. Fue Henry Viáfara el que cayó y punto.
¿Por qué llegó a esa situación?
Caí en todo eso porque es que yo traía un ritmo de vida agitado como futbolista; estaba en una cosa, en la otra, concentraciones, viajes, hoteles, entrenamientos, partidos. Pero después, cuando me retiré del fútbol, llegó un momento en que me sobraba demasiado tiempo, no tenía nada que hacer y ya me iba para una finca, para otro lado, con los amigos, la rumba... De una persona que era juiciosa a llegar a ser un vago después, cualquiera se enloquece. Cuando me di cuenta de todo, ya estaba en lo profundo del vicio, no había nada que hacer.
El dato clave Una seria lesión en una de sus rodillas fue la causa para que Henry Viáfara le dijera adiós al fútbol activo. Sucedió en 1987, cuando tenía 34 años y defendía la camiseta roja del América. Era titular del equipo que Orientaba Gabriel Ochoa.
¿Dónde pasaba las noches?
Uno así pasa la noche donde lo coja, algunas veces en la casa. Y la comida, no era la misma como cuando jugaba, pero sí trataba de alimentarme bien, eso procuraba no descuidarlo.
¿Mucha gente se le escondió al verlo en esa situación?
Es lo normal. Cuando uno está bien, aparece mucha gente, pero cuando la situación es como la mía, muchos se pierden.
¿Los amigos del fútbol no le hicieron ver el error que cometía al entrar en el vicio?
No, porque desde que me retiré yo no volví a frecuentar a la gente del fútbol, no volví a tener contacto con nadie. Yo caí en ese hueco y me quedé en él. Uno cuando va pa’l piso, cae. Ahí no vale nada, no lo ataja nadie.
¿Qué hace ahora en Puerto Tejada?
Camino las calles pa’rriba y pa’bajo. Algunas veces le colaboro al Notario con alguna vuelta y él me da para la comida. También me rebusco descargando los carros de gaseosas.
¿Lo de la drogadicción es un tema superado?
Sí, yo estuve en una Fundación contra la drogadicción y ahí me colaboraron mucho, pero sigo atravesando una difícil situación en lo económico.
“Del fútbol no quiero saber nada”
¿Qué recuerdos tiene del fútbol?
Son muchos y gratos todos: los títulos con el América, los subcampeonatos de Copa Libertadores, los días elegantes en Pereira desde que comencé allá, la Selección Colombia y las Olimpiadas.
¿En el América con quién se entendió mejor?
En el América todo era una rumba, ahí todos éramos ‘llaves’, ese era un equipo muy unido porque el doctor Ochoa era un general, no fallaba nadie. La prensa antes era distinta. Ahora lo que uno oye o lee es pura fantasía, no sé cómo los técnicos de ahora trabajan con tantas críticas.
¿Volvió al estadio?
La última vez que fui hace dos años. Estuve en un clásico América-Nacional y me salí porque era un partido muy malo. Ahora se inventaron unos sistemas, dizque doble línea de cuatro, que volantes-carrileros, que doble stopper... eso es pura carreta. Antes eran cuatro defensas, los volantes y pa’delante.
¿Cuál fue el delantero que más problemas le causó?
En ese tiempo había delanteros bravos, grandotes, y todo se dificultaba más porque los equipos jugaban con punteros. Yo tenía que pelear con tipos bravos como Palavecino, Fischer, Sapuka, Lóndero, Vilarete... y un enanito como Santelli fue el que más me complicó, ese fue el que nunca pude marcar bien; era guapo, yo le daba duro y me decía que le gustaba que lo marcara así porque lo hacía sentir hombre. Y una vez, ese enano me pegó un codazo en la nuca y me fregó las cuerdas vocales, me dejó hablando ronco.
¿Viajó a muchos países?
Gracias a Dios conocí a toda Sudamérica y estuve en Rusia, en unas Olimpiadas, y nos dimos un paseo por Alemania y otros países. También estuve por Centroamérica.
¿Qué añora del fútbol?
Del fútbol no quiero saber nada. La gente se olvida de lo que uno hizo, entonces para qué añorar algo. Fui el mejor en mi puesto, pero como todo se vino abajo, ya nadie se acuerda.
¿Y quedó algo de lo que ganó como futbolista?
La casa que conseguí la tiene mi señora. Desde hace unos años estoy viviendo con mi mamá en Villarrica, pero todo se vino abajo cuando me separé de mi esposa. Desde ese momento se empezó a acabar el niche, porque plata nunca tuve.
¿Cómo empezó la crisis que le quitó todo?
Hubo muchas decepciones y después, con la mala suerte, caí en la drogadicción. Ese fue el punto final.
¿Influyeron los malos amigos?
No, aquí no hay que echarle la culpa a nadie. El que va a caer, cae. Fue Henry Viáfara el que cayó y punto.
¿Por qué llegó a esa situación?
Caí en todo eso porque es que yo traía un ritmo de vida agitado como futbolista; estaba en una cosa, en la otra, concentraciones, viajes, hoteles, entrenamientos, partidos. Pero después, cuando me retiré del fútbol, llegó un momento en que me sobraba demasiado tiempo, no tenía nada que hacer y ya me iba para una finca, para otro lado, con los amigos, la rumba... De una persona que era juiciosa a llegar a ser un vago después, cualquiera se enloquece. Cuando me di cuenta de todo, ya estaba en lo profundo del vicio, no había nada que hacer.
El dato clave Una seria lesión en una de sus rodillas fue la causa para que Henry Viáfara le dijera adiós al fútbol activo. Sucedió en 1987, cuando tenía 34 años y defendía la camiseta roja del América. Era titular del equipo que Orientaba Gabriel Ochoa.
¿Dónde pasaba las noches?
Uno así pasa la noche donde lo coja, algunas veces en la casa. Y la comida, no era la misma como cuando jugaba, pero sí trataba de alimentarme bien, eso procuraba no descuidarlo.
¿Mucha gente se le escondió al verlo en esa situación?
Es lo normal. Cuando uno está bien, aparece mucha gente, pero cuando la situación es como la mía, muchos se pierden.
¿Los amigos del fútbol no le hicieron ver el error que cometía al entrar en el vicio?
No, porque desde que me retiré yo no volví a frecuentar a la gente del fútbol, no volví a tener contacto con nadie. Yo caí en ese hueco y me quedé en él. Uno cuando va pa’l piso, cae. Ahí no vale nada, no lo ataja nadie.
¿Qué hace ahora en Puerto Tejada?
Camino las calles pa’rriba y pa’bajo. Algunas veces le colaboro al Notario con alguna vuelta y él me da para la comida. También me rebusco descargando los carros de gaseosas.
¿Lo de la drogadicción es un tema superado?
Sí, yo estuve en una Fundación contra la drogadicción y ahí me colaboraron mucho, pero sigo atravesando una difícil situación en lo económico.
“Del fútbol no quiero saber nada”
¿Qué recuerdos tiene del fútbol?
Son muchos y gratos todos: los títulos con el América, los subcampeonatos de Copa Libertadores, los días elegantes en Pereira desde que comencé allá, la Selección Colombia y las Olimpiadas.
¿En el América con quién se entendió mejor?
En el América todo era una rumba, ahí todos éramos ‘llaves’, ese era un equipo muy unido porque el doctor Ochoa era un general, no fallaba nadie. La prensa antes era distinta. Ahora lo que uno oye o lee es pura fantasía, no sé cómo los técnicos de ahora trabajan con tantas críticas.
¿Volvió al estadio?
La última vez que fui hace dos años. Estuve en un clásico América-Nacional y me salí porque era un partido muy malo. Ahora se inventaron unos sistemas, dizque doble línea de cuatro, que volantes-carrileros, que doble stopper... eso es pura carreta. Antes eran cuatro defensas, los volantes y pa’delante.
¿Cuál fue el delantero que más problemas le causó?
En ese tiempo había delanteros bravos, grandotes, y todo se dificultaba más porque los equipos jugaban con punteros. Yo tenía que pelear con tipos bravos como Palavecino, Fischer, Sapuka, Lóndero, Vilarete... y un enanito como Santelli fue el que más me complicó, ese fue el que nunca pude marcar bien; era guapo, yo le daba duro y me decía que le gustaba que lo marcara así porque lo hacía sentir hombre. Y una vez, ese enano me pegó un codazo en la nuca y me fregó las cuerdas vocales, me dejó hablando ronco.
¿Viajó a muchos países?
Gracias a Dios conocí a toda Sudamérica y estuve en Rusia, en unas Olimpiadas, y nos dimos un paseo por Alemania y otros países. También estuve por Centroamérica.
¿Qué añora del fútbol?
Del fútbol no quiero saber nada. La gente se olvida de lo que uno hizo, entonces para qué añorar algo. Fui el mejor en mi puesto, pero como todo se vino abajo, ya nadie se acuerda.